El domingo trece de mayo, terminó la 33 feria del libro de Salamanca.
Cualquier feria, es una fiesta, una celebración del libro y de la cultura.
La feria, mima a los niños, y les ofrece la oportunidad de acercarse al libro por medio de actividades lúdicas y juegos. Es alentador ver cómo padres y abuelos se involucran en las actividades destinadas a ellos y pintan un brillo en los ojos de los pequeños que solo les da el goce de lo auténtico.
Desde pequeños es importante inculcar al niño la necesidad de tener un libro entre sus manos, enseñarles que el libro es algo vivo, que nos cuenta historias, nos conduce a lugares diferentes, nos pone alas y nos deja volar con la imaginación.
Libros con los que aprender, con los que divertirnos y pasar un buen rato ¡ y lo más importante!, libros que dejen una semilla en nosotros. Si es así, el niño, crecerá feliz, y tendrá la necesidad de seguir buscando libros que le cuenten otras historias.
Libros que acompañan y que querrán guardar como quien guarda un tesoro, porque así lo considera.
Una triste noticia:
en estos tiempos difíciles que nos están tocando vivir, siento una enorme tristeza por el cierre de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, un lugar que fue pilar básico en la formación de unas cuantas generaciones de niños salmantinos, que fueron muy felices entre sus paredes forradas de libros y de historias esperando ser descubiertas.
Un lugar mágico para soñar, que fue la mayor ilusión de su fundador.
Si se va la fundación de Salamanca, estaremos dejando de regar esa semilla de libertad que estábamos cultivando para las nuevas generaciones, a las que las tecnologías apartan de este "ser vivo" que es el libro.
Niños: ¡leed siempre! seréis más libres y nadie decidirá por vosotros.
Esta viñeta se la dedicaron a Germán cuando murió. Simboliza la partida de Germán hacia el cielo ayudado simplemente y nada menos que por un libro. Hoy veo además, la alegoría de la ida de esta fundación de Salamanca, hacia la casa del lector de Madrid, aunque dudo que con Germán entre nosotros esto hubiera sucedido.
El día 1 de junio, hubo una " Quedada lectora " para pedir, rogar... a quien corresponda, que la fundación Germán Sánchez Ruipérez, no se vaya de Salamanca.
El punto de reunión fue la plazuela de La Fuente, junto al busto de Germán.
Si él hubiese estado allí, creo que se habría emocionado al oir a los pequeños explicar los motivos por los que no deben desmantelar este centro del libro infantil y juvenil, que les ha marcado en su aún, cortísima existencia.
Os dejo unas fotos en las que vemos a los niños disfrutar de los libros, su olor,su tacto, sus historias...
Tienen un libro entre las manos, como quien atesora el mejor de los juguetes.
Se respiraba mucho amor al libro, esto es lo que ha inculcado esta fundación, que ha dado la oportunidad a todos de acercarse al mundo de la cultura.
Salamanca era un lujo de ciudad lectora, ahora todos nos sentimos más pobres, sobre todo los niños.
Pase lo que pase con la Fundación,
¡gracias a todos por vuestra entusiasta labor!
Cualquier feria, es una fiesta, una celebración del libro y de la cultura.
La feria, mima a los niños, y les ofrece la oportunidad de acercarse al libro por medio de actividades lúdicas y juegos. Es alentador ver cómo padres y abuelos se involucran en las actividades destinadas a ellos y pintan un brillo en los ojos de los pequeños que solo les da el goce de lo auténtico.
Desde pequeños es importante inculcar al niño la necesidad de tener un libro entre sus manos, enseñarles que el libro es algo vivo, que nos cuenta historias, nos conduce a lugares diferentes, nos pone alas y nos deja volar con la imaginación.
Libros con los que aprender, con los que divertirnos y pasar un buen rato ¡ y lo más importante!, libros que dejen una semilla en nosotros. Si es así, el niño, crecerá feliz, y tendrá la necesidad de seguir buscando libros que le cuenten otras historias.
Libros que acompañan y que querrán guardar como quien guarda un tesoro, porque así lo considera.
Una triste noticia:
en estos tiempos difíciles que nos están tocando vivir, siento una enorme tristeza por el cierre de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, un lugar que fue pilar básico en la formación de unas cuantas generaciones de niños salmantinos, que fueron muy felices entre sus paredes forradas de libros y de historias esperando ser descubiertas.
Un lugar mágico para soñar, que fue la mayor ilusión de su fundador.
Si se va la fundación de Salamanca, estaremos dejando de regar esa semilla de libertad que estábamos cultivando para las nuevas generaciones, a las que las tecnologías apartan de este "ser vivo" que es el libro.
Niños: ¡leed siempre! seréis más libres y nadie decidirá por vosotros.
Ilustración de Raúl Casas
El día 1 de junio, hubo una " Quedada lectora " para pedir, rogar... a quien corresponda, que la fundación Germán Sánchez Ruipérez, no se vaya de Salamanca.
El punto de reunión fue la plazuela de La Fuente, junto al busto de Germán.
Si él hubiese estado allí, creo que se habría emocionado al oir a los pequeños explicar los motivos por los que no deben desmantelar este centro del libro infantil y juvenil, que les ha marcado en su aún, cortísima existencia.
Os dejo unas fotos en las que vemos a los niños disfrutar de los libros, su olor,su tacto, sus historias...
Tienen un libro entre las manos, como quien atesora el mejor de los juguetes.
Se respiraba mucho amor al libro, esto es lo que ha inculcado esta fundación, que ha dado la oportunidad a todos de acercarse al mundo de la cultura.
Salamanca era un lujo de ciudad lectora, ahora todos nos sentimos más pobres, sobre todo los niños.
Pase lo que pase con la Fundación,
¡gracias a todos por vuestra entusiasta labor!