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miércoles, 15 de agosto de 2012

Pensamiento de Miguel de Unamuno



De la persona verdaderamente inmortal, de la que ha de ser palabra, frase, estrofa, del poema de Dios, de la historia humana, no digáis nunca: 
“¡Murió!”, cuando haya muerto, sino decid: “ ¡ Vivió ! ” cuando se muera. 
Y el que vivió, vive y vivirá.
                                                                                                Pág 252
                             “Las agonías insulares de Miguel de Unamuno”
                            Bruno Pérez Alemán 

miércoles, 8 de agosto de 2012

Unamuno y Galdós


Son conocidas por todos las desavenencias estéticas de Unamuno con Galdós, hasta el punto que recién muerto D. Benito en 1920, Unamuno se dedicó a despotricar contra su obra, en un acto homenaje.

Dice Unamuno:
“Galdós había nacido en la Gran Canaria, y el Atlántico debió de haber brizado los ensueños de su niñez, pero se fue a Madrid, al centro de la paramera manchega, y pareció olvidar el ritmo rumoroso de su mar materna. A pesar de sus temporadas en Santander, no se oye a la mar en sus obras. Su estilo es de tierra adentro, o, más bien no es de tierra, sino de calle, de calle de cafés y de redacciones de periódicos. No se oye nunca en su obra el canto del Atlántico. Ni el de esa mar petrificada, que es la llanada castellana”.

Unamuno, sí que cantó al mar, al Atlántico de su destierro y al Cantábrico de su nacimiento. En Salamanca no olvidó cantar al mar.
Era impensable para él, que una persona que hubiera nacido en un lugar de mar, no  lo tuviera presente en su obra.

En el exilio, Unamuno releyó a Galdós y se reconcilió con su obra. 
Dice así :  
… en aquellas mañanas de Fuerteventura, cuando en la azotea de la mansión en que vivía, en Puerto Cabras, me bañaba el cuerpo desnudo al sol desnudo, frente a la mar consoladora, leía las páginas de Galdós.
…oía a lo lejos, por debajo del silencio de las páginas escritas galdosianas, el rumor de la mar atlántica, el rumor de la mar que lame los bordes del desierto africano. 
…Unamuno, a partir de esta relectura, se reconcilia con su obra, como indica en el comentario al soneto XV de “ De Fuerteventura a París “ y en carta a Ramón Castañeyra del 12 de Abril de 1932.               
                                                                           Pág 244
                                      “ Las agonías insulares de M de Unamuno”

Curiosamente, Unamuno y Galdós  serán esculpidos por Victorio Macho y por Pablo Serrano.

Escultura de Benito Pérez Galdós
Victorio Macho, 1922.
Hecha en piedra caliza y colocada en el muelle de las Palmas,  con la intención de que  fueran las olas las que modelaran dicha obra.

¡Menos mal que fue salvada a tiempo del deterioro que el sol y el agua hubieran producido en ella!
Ahora está en la Casa Museo Pérez Galdós en Las Palmas, a buen recaudo, aunque no se pudo cumplir con la “romántica y un poco alocada voluntad de su escultor “ pues se la hubiese comido el mar, como era su deseo.

Dice así:

“ … que la intemperie y el mar colaboren conmigo; lo que yo no supe hacer, los dedos del viento lo concluirán, y las sales oceánicas, al roer la piedra, le infundirán una tristeza que yo no puedo darle. Mi obra nunca estará completamente bien antes de cien años. Yo la veo vieja, y envuelta en el torbellino de espumas de un golpe de mar ; yo quiero que los huracanes más fuertes se rompan ululando contra ella; yo sueño que “ mi Galdós “ llegue a confundirse con el paisaje y parezca una roca …”

Escultura de Miguel de Unamuno
Victorio Macho, Hendaya, 1929.
Realizada  cuando D. Miguel estaba desterrado allí.  Es un busto del  escritor en bronce y piedra que se encuentra en el Palacio de Anaya, sede de la Facultad de Filología donde él fue profesor, hasta 1934, en que se jubila.                                    
El busto se le pone en recuerdo de todos los años que impartió clase allí.


Benito Pérez Galdós
Pablo Serrano, 1969
En la plaza de ” La Feria”, Las Palmas de Gran Canaria.

Miguel de Unamuno 
Pablo Serrano, 1968
Así define la escultura la escritora salmantina Carmen Martín Gaite: 
“Es como un aguilucho, sacando la cabeza de la mole de pliegos rígidos y oscuros, veteando la nada con sus ojos visionarios .
Y hasta convertido en piedra no puede alejar de sí las obsesiones de la muerte que ensombrecieron su vida”.
 “Rutas de Salamanca en mi recuerdo”, pág 19


Las dos esculturas realizadas por Pablo Serrano, llevan el signo del escultor, se parecen en su estilo.
Se pueden definir ambas, como dos moles abstractas en su conjunto, representando la realidad de las mismas sus cabezas y algún elemento que caracteriza al personaje y que le da su identidad. En el caso de Unamuno su postura es la de caminante pensador, con las manos cogidas atrás,  y en Galdós de la mole sobresalen  dos grandes manos sujetando el bastón, sobre el que apoya su cabeza.
Las fechas de realización de las mismas, Unamuno -1968, Galdós -1969, muestran que el escultor estuvo trabajando casi a la vez sobre las mismas.

Obra teatralizada: En torno a Unamuno


Si Julio nos dejó la obra teatralizada: “Quot natura non dat“ el mes de agosto nos sorprende con otra obra: “ En torno a Unamuno “


Son obras muy distintas, la primera escrita por el dramaturgo Roberto García Encinas y la segunda por el profesor de la universidad de Salamanca Luis García Jambrina.
Las dos trascurren más o menos por los mismos lugares, escenarios reales por donde D. Miguel transitaba día a día. Coinciden los dos en la C/ Bordadores, donde está la casa en la que vivió y murió y paseo por la C/ Compañía, haciendo algún que otro alto en  la misma para narrar el escritor  episodios  de su vida o de la ciudad.




En ambos casos, son espectros, es decir, Unamuno  vuelve a Salamanca, 75 años después de morir y se va encontrando con los cambios que la ciudad ha experimentado y sobre todo, conocerá las representaciones escultóricas de sí mismo que hay en los diferentes lugares a modo de homenaje de los salmantinos a uno de sus hijos ilustres, como el medallón de la Plaza Mayor o la escultura de Pablo Serrano en las Úrsulas.

En este segundo paseo teatralizado llamado "En torno a Unamuno" el escritor ve que sus obras le han hecho inmortal y que Salamanca, sí está diciendo lo que ha sido.




En “Quot natura …” el actor que interpretaba a Unamuno era su nieto Pablo Unamuno, que se encontraba con Beatriz Galindo, "La Latina" interpretada por Elena Román, a ambos los separaban cuatro siglos, pero que fueron capaces de dialogar sobre cómo se había ido levantando y conformando la ciudad de Salamanca, no solo dando cuenta de los monumentos sino a través de los personajes ilustres que han hecho de Salamanca la ciudad de cultura que hoy es, como: Nebrija, Fray Luis de León, etc.


En "En torno a Unamuno" el actor que da vida a D. Miguel es Alfonso Asenjo y los actores que le acompañan son Beatriz Hernández y Alberto Cabrero.
Entre los tres hacen un recorrido por su  obra literaria, su acción política, su pensamiento, para terminar con un joven, bailando a ritmo de rap su "Oda a Salamanca".



En esta segunda obra, llama la atención el atuendo del escritor, pues va vestido con traje chaqueta blanco y pajarita. Así quiere expresar que es un ser resucitado al que le apetecía volver a disfrutar recorriendo las calles de la ciudad que tanto amó.




Enhorabuena a Roberto Gª Encinas y a Luis Gª Jambrina, porque gracias a ellos Unamuno ha vuelto a transitar las calles de Salamanca yo ¡lo he visto, os lo aseguro!

domingo, 5 de agosto de 2012

D. Miguel y la rana de la fachada de la universidad


Decía Unamuno, que la obsesión por encontrar la rana, de las personas que se acercaban hasta la fachada de la universidad, hacía que descuidaran la observación de todo el retablo plateresco que la contiene, muchísimo más importante que encontrar a dicho animal, convertido por otra parte, en símbolo de Salamanca.
Ya sabemos la leyenda que existe en torno a ella: "el estudiante que ve la rana, aprueba el curso".


¡Ah Salamanca, ciudad de leyendas!

Esto mismo pasa en estos momentos, en que nos empeñamos en conocer lo anecdótico de las cosas y descuidamos lo verdaderamente esencial.
Si Unamuno volviera, se daría cuenta de que todo sigue igual, solo interesa encontrar la rana, como en la vida, nos conformamos con la verdad sesgada y a medias.


Hoy día hay muchas hipótesis sobre qué significa la rana sobre la calavera y os aseguro que es algo más que una leyenda, todo tiene su por qué en el retablo renacentista.  



Unamuno y el Museo de Salamanca


Salamanca no deja de sorprender, ahora es el Museo de la ciudad, el que le tributa su particular homenaje, por el 75 aniversario de su muerte.


Expone tres cuadros realizados al escritor de gran valor y belleza, y un busto en bronce, que me ha sorprendido, pues creía que conocía todas  las representaciones escultóricas, en sus distintas modalidades que hay en la ciudad de D. Miguel.

Fue realizado por Moisés Huerta y en su base dice así: Moisés Huerta me hizo en 1944.
Es curiosa esta frase redactada en primera persona “ me hizo … “ cuando en 1944, Unamuno llevaba ocho años muerto.



Paso  a comentar cada uno de los cuadros, tal y como lo hace el propio museo.
Este cuadro representa a Unamuno paseando por la carretera de Zamora, donde era habitual verle.

“Unamuno paseando por la carretera de Zamora”
Óleo sobre lienzo. Mª Cecilia Martín, S. XX

Junto al cuadro unos versos redactados en París en 1924, e inspirados en uno de esos paseos y dice:

¡ Oh, clara carretera de Zamora,
soñadero feliz de mi costumbre,
donde en el suelo tiende el sol su lumbre
desde que apunta hasta que rinde su hora !

¡ Como tu cielo aquí en mi pecho mora
y me alivia la grasa pesadumbre
de esta más que mucha muchedumbre
de París que el reposo me devora!

Juan de Echevarría
óleo sobre lienzo, 1930.

Este es probablemente el mejor retrato de Unamuno. Lo acompañó en su destierro a Hendaya. Es el único para  el que pudo posar.

Miguel de Unamuno filósofo
Mauricio Fromkes, c.1924.


Curiosamente en los tres retratos, el escritor aparece vestido igual, con su traje chaqueta negro, chaleco  negro, y el cuello blanco de la camisa por fuera. Esto nos confirma una vez más lo poco aficionado que era a las corbatas.
La edad en que se le representa en los tres, es parecida, un D. Miguel ya mayor, con su pelo blanco y las mismas gafas.

Son los mejores cuadros que he visto del escritor.
Si tienes ocasión no dejes de verlos.

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