El libro está dedicado a Teresa de Jesús, y se enriquece con las ilustraciones con que el pintor Miguel Elías acompaña los poemas, unión perfecta que hace que el libro sea más bello si cabe.
El prólogo lo firma el poeta abulense José María Muñoz Quirós, que nos habla de las huellas que la santa dejó en Ávila, de la que dirá: “ Ciudad a la medida de su alma”
En Ávila nació y fue punto de partida para iniciar la labor fundacional que se propuso: llevar su amor a Dios, por los diferentes lugares de la geografía española, que recorrió, no sin dificultad.
El poemario se vertebra de la siguiente manera:
Poemas del Connubio:
Vendaval sin horas/ su amado Cristo,/ pabilo encendido/ de su llama.
Poemas de la Tierra:
Herida santa humildad/que se arrebata/ por los caminos / de España.
Poemas del Silencio:
Dos claridades/ de silencio/ en su mirada.
Poemas de la Vida y la Palabra:
Vivió/ en áspero ropaje/ sola / ante el frio misterio.
Poemas del Vuelo:
Cultivó divino vuelo: / rocío alado/ su llanto en la brisa.
Para terminar con: Sombra que desea ser iluminada y que da título al poemario:
De gracia en gracia / su alma floreció/ bajo dulce luz.
Queda esta ofrenda tuya, Verónica, en nuestras manos como una oración.
Cada vez que leemos estos poemas, llenos de emoción y belleza, es como si sentáramos a la santa a nuestro lado, pues hacemos nuestras tus palabras.
Si la parte poética tiene un altísimo nivel, qué decir de las ilustraciones realizadas por el pintor Miguel Elías que ha sabido captar los movimientos y gestos de Santa Teresa y nos hacen vibrar por su belleza y realismo.
Ningún dibujo te deja indiferente, -como habéis podido comprobar-, capta los espacios cotidianos por donde se movía Teresa: en oración, arrodillada pequeñita ante el señor, en su deambular por los caminos, en los momentos que dedicaba a escribir, hasta el momento de su muerte.
A veces en la vida nos ponemos retos que no sabemos si vamos a poder llevarlos a cabo. Lo que empezó siendo una idea de Verónica Amat para homenajear a santa Teresa, es ya una realidad en forma de poemario, que secundó con mucha ilusión Miguel Elías.
Gracias a los dos por haber hecho posible que naciera este libro joya, deleite, para nuestras manos y almas.